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  Testamento de Aser
 

 

 

TESTAMENTO DE ASER

 

Cap. 1

1 Copia del testamento de Aser, de las palabras que habló a sus hijos cuando tenía ciento veinticinco años.

 

2 Gozaba aún de buena salud cuando les dijo: Oigan, hijos de Aser, a su padre y les mostraré todo lo que es recto ante Dios.

3 Dos caminos dio él a los hombres, dos mentes, dos acciones, dos maneras y dos fines.

4 Por esta razón, todas las cosas existen por pares, una enfrente de otra.

5 Hay dos caminos, del bien y del mal, y para ellos hay en nuestro pecho dos facultades que los juzgan.

6 Si el alma pretende estar en el buen camino, todas sus acciones se ejecutan en la justicia, y si peca alguna vez, enseguida se arrepiente.

 

7 Pues, pensando rectamente y arrojando de sí la perversión, el alma derroca rápidamente a la maldad y erradica el pecado.

8 Pero si la mente se inclina hacia lo malo, todas sus acciones se ejecutarán en la maldad. Al rechazar lo bueno y abrazar lo malo, es dominado por Beliar y, aunque obre algo bueno, se le trocará en malo.

9 Aunque comience como haciendo algo bueno, la finalidad de su acción le impulsará a obrar el mal, puesto que el tesoro de la mente se encuentra lleno del veneno del mal espíritu.

 

Cap. 2

1 Hay almas que afirman de palabra la preponderancia del bien sobre el mal, pero la finalidad de su acción las lleva hacia este último.

2 Hay hombres que no sienten compasión por aquel que les ayuda en el mal: también esto tiene dos caras, pero el conjunto es malo.

 

3 También hay hombres que aman a quien obra el mal y se hallan tan inmersos en la maldad que, por causa del malvado, escogen morir en ella. Es claro que esto tiene dos caras, pero el conjunto es malo.

 

4 Aunque haya amor, es algo malo, pues oculta en sí mismo la maldad. Lo que es bueno de palabra se hace malo al final de la acción.

5 Otro roba, comete injusticia, saquea, defrauda, pero se apiada de los pobres. También esto tiene dos caras, pero el conjunto es malo.

 

6 Defraudando a su prójimo irrita a Dios y jura en falso por el Altísimo, pero se apiada del pobre. Desprecia al Señor, que promulga la ley y lo llena de irritación, pero a la vez ofrece refrigerio al desvalido.

 

7 Mancha el alma, pero embellece el cuerpo; aniquila a muchos y se apiada de unos pocos. También esto tiene dos caras, pero el conjunto es malo.

8 Otro adultera y fornica, mas se abstiene de alimentos. Obra el mal mientras ayuna, y con su poderío y riqueza desuella a muchos, pero por su mismísima maldad cumple los mandamientos. También esto tiene dos caras, pero el conjunto es malo.

 

9 Los tales son como cerdos o liebres, que son puros a la mitad, pero que, en realidad, son impuros.

10 Porque Dios así lo ha declarado en las tablas celestiales.

 

Cap. 3

 

1Ustedes, pues, hijos míos, no sean de doble faz como ellos, buenos y malos. Apegaos sólo a la bondad, porque Dios descansa en ella y los hombres la desean.

2 Huyan de la maldad, aniquilando al diablo con sus buenas acciones. Porque los de doble faz no sirven a Dios, sino a sus concupiscencias para agradar a Beliar y a los hombres que se les parecen.

 

Cap. 4

 

1 Los hombres buenos y de una sola faz, aunque parezca que yerran a los ojos de los dobles, son justos ante Dios.

2 Muchos que matan a los malos ejecutan dos obras, una buena a través de otra mala, pero el conjunto es bueno porque erradican lo malo y lo hacen perecer.

3 Hay quien odia al misericordioso pero injusto, al adúltero y que a la vez ayuna. También esto tiene una doble faz, pero toda la obra es buena porque imita al Señor, no admitiendo lo que parece bueno en vez de lo que lo es de verdad.

4 Otro no desea ni ver un día bueno en compañía de disolutos para no contaminar su boca ni manchar su alma. También esto tiene una doble cara, pero el conjunto es bueno.

5 Esos tales son semejantes a las gacelas y cervatillos, porque por su condición agreste parecen animales impuros, pero en realidad son totalmente puros.

Esos tales obran con celo divino alejándose de aquellas cosas que Dios odia y prohíbe por sus mandamientos, apartando lo malo de lo bueno.

 

Cap. 5

 

1 Vean, pues, hijos míos, cómo hay dos aspectos en todas las cosas, uno frente al otro y uno oculto por el otro.

En la riqueza, la avaricia; en la alegría, la embriaguez; en la risa, las lamentaciones; en el matrimonio, la lujuria.

2 A la vida sucede la muerte; al honor, la deshonra; al día, la noche, y a la luz, las tinieblas. Todas las cosas están bajo el día, y las justas bajo la vida. Por ello a la muerte le aguarda la vida eterna.

 

3 No es posible afirmar que la verdad es mentira ni lo justo injusto, porque toda verdad está bajo la luz al igual que todo bajo la divinidad.

 

4 He sometido a prueba todas estas cosas durante mi vida y no me dejé apartar de la verdad del Señor; investigué los mandamientos del Altísimo con todas mis fuerzas, caminando hacia lo bueno con una sola faz.

 

Cap. 6

 

1 Atiendan también ustedes, hijos míos, a los mandamientos del Señor, siguiendo a la verdad con una sola faz.

2 Los que tienen dos caras serán castigados doblemente, porque obran el mal y confraternizan con quienes lo hacen. Odien a los espíritus del error, que luchan contra los hombres.

 

3 Guarden la ley del Señor y no presten su atención a lo malo como si de algo bueno se tratara. Consideren lo que es realmente bueno y consérvenlo gracias a los mandamientos del Señor, volviéndoos hacia ello y fundando así su descanso.

4 Porque el final de los hombres muestra su justicia, siendo conocidos por los ángeles del Señor y de Beliar.

 

5 Pero si el alma se marcha turbada, es atormentada por el mal espíritu a quien sirvió con sus concupiscencias y malvadas obras.

 

6 Pero si lo hace tranquilamente y con alegría, llega a conocer al ángel de la paz, quien la conduce a la vida eterna.

 

Cap. 7

 

1 Hijos míos, no sean como Sodoma, que no conoció a los ángeles del Señor y pereció para siempre.

 

2 Yo sé que pecarán, que serán entregados en manos de sus enemigos y nuestra tierra será desolada. Su santuario será derruido y sufrirán la dispersión por los cuatro confines de la tierra; permanecerán en la diáspora, despreciados como agua inutilizable hasta que el Altísimo visite la tierra.

 

3 Digan, pues, estas cosas a sus hijos, para que no desobedezcan.

4 He leído en las tablas celestiales que le desobedecerán totalmente y que cometerán terribles impiedades contra él, no atendiendo a la ley de Dios, sino a preceptos de hombres.

5 Por ello sufrirán la dispersión, como Gad y Dan, mis hermanos, que no conocerán sus tierras, su tribu y su lengua.

6 Pero el Señor los congregará fielmente por medio de la esperanza en su misericordia, a causa de Abrahán, Isaac y Jacob.

 

Cap. 8

 

1 Tras haber pronunciado estas palabras, les dijo: Entiérrenme en Hebrón. Murió después durmiéndose con un sueño apacible.

2 Sus hijos cumplieron luego lo que les había ordenado y, trasladándole, lo enterraron con sus padres.

 

 

 

 

 

 
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